La hepatitis C es una enfermedad causada por un virus de su mismo nombre (VCH) que afecta principalmente al hígado, causando una inflamación y afectación de las funciones hepáticas.
La hepatitis C puede ser aguda, es decir una infección de corta duración, o de tipo crónica que afecta al portador durante toda la vida, causando graves problemas de salud relacionados con el buen funcionamiento del hígado e incluso la muerte.
La infección por el virus de la hepatitis C tiene una prevalencia en el mundo que llega casi al 3% y afecta a más de 185 millones de personas, con 3 a 4 millones de casos nuevos y 350.000 muertes que se presentan por año aproximadamente.
La propagación del virus está ligada a diferentes situaciones de riesgo, entre las que se destacan la contaminación de agujas y jeringas en prácticas de drogas intravenosas, en malas prácticas de tatuajes y piercings, relaciones sexuales, principalmente anales sin protección y la transmisión vertical de la madre al hijo en el nacimiento, como nos cuenta el doctor Juan Carlos Restrepo, médico hepatólogo del Hospital Pablo Tobón Uribe y miembro del equipo asesor de la Fundación Antioqueña de Infectología.
Luego de la exposición al virus, se presenta una fase de infección aguda; que usualmente no presenta síntomas para el infectado y un porcentaje que varía del 15% hasta el 30%, logran eliminar el virus de manera espontánea. Pero en la mayoría de los casos el virus se instala en las células del hígado para convertirse en una enfermedad crónica.
Se estima que en el mundo hay 71 millones de personas con infección crónica por el virus de la hepatitis C y que un 50% de la población infectada no sabe que lo está. De esta manera la infección puede continuar durante muchos años y causar complicaciones en el hígado como:
- Cirrosis: La cicatrización en el hígado que dificulta su funcionamiento.
- Cáncer de hígado.
- Insuficiencia hepática: La cirrosis avanzada puede hacer que el hígado deje de funcionar.
Los síntomas que presentan los pacientes con hepatitis son variados, pueden ir desde el agotamiento inexplicable, vómito, fiebre, pigmentación amarillenta en la piel y en los ojos, dolores abdominales cansancio inexplicable, síntomas gripales (vómitos, fiebre), color amarillento en la piel y en el blanco de los ojos, dolor de estómago (en el lado derecho superior), orina color café oscuro, heces claras, falta de apetito y/o pérdida de peso.
Pero estos pueden aparecer en periodos que van desde los 6 meses hasta los 20 años o más, es decir una persona pudo ser infectada en su niñez y no presentar síntomas relevantes hasta su adultez. Por ello, la prevención es el único medio para combatir de manera efectiva la enfermedad, la realización oportuna de chequeos puede ser la diferencia entre un tratamiento a tiempo, a tener que lidiar con una causa fatal.
Actualmente existen tratamientos que pueden curar más del 95% de los casos de infección por el virus de la hepatitis C, reduciendo así el riesgo de cáncer de hígado y otras enfermedades resultantes del virus.
Fuentes:
- https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/MET/Via-clinica-para-el-tratamiento-de-la-hepatitis-C.pdf
- https://www.france24.com/es/20201005-la-hepatitis-c-una-enfermedad-silenciosa-y-subdiagnosticada
- https://www.informacion.es/vida-y-estilo/salud/2020/02/22/hepatitis-c-enfermedad-silenciosa-curable-4832586.html
- https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-c
Nota: Ser Integral-FAI es un proyecto académico y científico sin ánimo de lucro, patrocinado por Grupo Biotoscana-GBT. Se autoriza su reproducción parcial o total, citando la fuente.
