Es una infección que afecta los pulmones, la cual puede ser causada por diferentes tipos de microorganismos, como bacterias, virus, parásitos y hongos. Se debe tener en cuenta que algunos de los síntomas más comunes de esta enfermedad son: fiebre, tos, dificultad para respirar, dolor en el pecho, fatiga y debilidad corporal.
La gravedad de la neumonía tiene una escala variable, ya que puede ocasionar síntomas de muy leves a graves, siendo todo esto un factor que puede variar según el tipo de persona que la contraiga, por ejemplo, en personas mayores, niños pequeños y aquellas personas con sistemas inmunológicos debilitados, podrían estar en una escala letal. Teniendo en cuenta que esta enfermedad es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en el mundo, especialmente en este tipo de población.
Lo más importante y recomendable, es buscar atención médica si se sospecha de tener algunos de los síntomas de la neumonía, ya que un diagnóstico y tratamiento oportunos pueden prevenir complicaciones fatales.
¿Existen tratamientos?
Así es, un tratamiento para combatir la neumonía generalmente implica el uso de antibióticos, antivirales, antiparasitarios o antifúngicos, lo cual varía según la causa subyacente de la infección. Teniendo presente que, en caso de iniciar un tratamiento, debes seguir las recomendaciones del especialista, terminando el tratamiento por completo, así los síntomas mejoren o desaparezcan antes de este tiempo, con el fin de asegurarse de eliminar completamente la infección y prevenir recaídas.
Como dato adicional, varios artículos científicos informan, que se continúa investigando para mejorar las vacunas existentes y desarrollar nuevos tratamientos efectivos contra diferentes causas de neumonía.
¿Se puede prevenir?
Claro que sí, la neumonía se puede prevenir siguiendo las siguientes recomendaciones:
Vacunarse: existen varias vacunas que ayudan a prevenir la neumonía, todas ellas disponibles en nuestro país.
No fumar: el tabaquismo perjudica y daña las defensas naturales, teniendo como consecuencia que se fomenten las infecciones respiratorias.
Higiene oral adecuada: tener una buena higiene oral, ayuda a protegerte de las infecciones respiratorias que a menudo derivan en neumonía.
Por último, ten presente que la vacuna contra neumococo e influenza, el lavado frecuente de manos, y evitar el contacto cercano con personas que tengan síntomas de esta enfermedad, ayudan a prevenir la neumonía.