Como bien sabemos, los antimicrobianos son medicamentos diseñados para combatir microorganismos que pueden causar enfermedades. En el contexto de los animales, como el ganado, aves de corral y mascotas, los antimicrobianos se utilizan principalmente para el tratamiento de enfermedades, prevención y control.
El uso de esos medicamentos se debe hacer de manera responsable, ya que el uso excesivo e inapropiado en animales puede llevar al desarrollo de resistencia antimicrobiana. Esto significa que las bacterias y otros microorganismos pueden volverse resistentes a los efectos de estos medicamentos. Reduciendo la eficacia de los medicamentos tanto en humanos como en animales.
Otros factores por los que se debe disminuir van desde la salud del animal, la seguridad alimentaria y el medio ambiente.
En este contexto, La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) publicó un informe de referencia que anuncia avances alentadores en la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos en la industria animal.
El uso mundial de antimicrobianos en animales ha disminuido un 13 % en 3 años, marcando de nuevo un cambio significativo en los esfuerzos continuos para preservar la eficacia de estos medicamentos críticos. Menos del 20 % de los antimicrobianos utilizados en animales en 2019 eran de máxima prioridad e importancia crítica para la salud humana.
Agregado a esto, la OMSA ha digitalizado recientemente su base de datos mundial, en una plataforma en línea llamada ANIMUSE. Cada año, la Organización publica un informe cuya meta es facilitar el acceso a esta información, crucial y en constante evolución, que ha puesto de relieve los esfuerzos permanentes realizados en el sector de la sanidad animal en todo el mundo.
Este nuevo sistema facilita el acceso a los datos, los presenta de manera más sencilla e interactiva para los miembros que proporcionan la información.
El trabajo que hace esta organización es de suma importancia y ayuda a regular el buen uso de los antimicrobianos en animales, que ha disminuido considerablemente en los últimos años, así se reduce la resistencia antimicrobiana, mejora la salud animal, y por consiguiente aumenta la seguridad alimentaria, porque el consumo de alimentos con residuos de antimicrobianos puede tener efectos negativos en la salud humana.
