Como bien sabemos, las vacunas se encargan de generar inmunidad en el organismo frente a ciertas enfermedades. Incentivándolo para que produzca anticuerpos que luego actuaran en defensa de futuras infecciones, las vacunas se constituyen de microorganismos (bacterias o virus) muertos o atenuados, o productos derivados de ellos.
Generalmente, se enfatiza mucho en la vacunación de los niños, tanto en el campo médico como a nivel social, la mayoría de personas confían en los beneficios de las vacunas en los niños. Sin embargo, las vacunas no son solo para los niños, también los adultos deben vacunarse, y es un tema del que poco se habla.
Un factor importante para considerar la importancia de la vacunación en adultos fue la pandemia, con esta enfatizamos lo vital que es una vacuna en adultos mayores, sobre todo, para prevenir una gran cantidad de complicaciones.
Luego de esto empezaron a aparecer nuevas evidencias y campañas, resaltando la importancia de la vacunación en adultos, no solamente contra COVID-19, sino también para otras enfermedades como influenza, neumococo, tétanos, etc.
La vacunación en adultos ayuda a prevenir enfermedades graves y a reducir el riesgo de complicaciones. A medida que envejecemos, nuestro sistema inmunológico se debilita, lo que nos hace más vulnerables a las infecciones. Las vacunas fortalecen nuestro sistema inmunológico y nos protegen contra enfermedades que podrían tener consecuencias graves.
Un ejemplo claro de esto es la vacuna contra influenza, la cual puede ser una enfermedad debilitante y potencialmente mortal, especialmente en adultos mayores o en personas con afecciones médicas crónicas. La vacuna anual contra la influenza, ayuda a reducir el riesgo de contraer la enfermedad, y disminuye la gravedad de los síntomas en caso de un contagio.
Otro aspecto importante a considerar, es la protección de los adultos que están en contacto con personas vulnerables, como los recién nacidos o aquellos con sistemas inmunológicos debilitados. Al vacunarse, los adultos reducen el riesgo de transmitir enfermedades a quienes no pueden recibir ciertas vacunas debido a su edad o estado de salud.
Vacunarse es un acto de responsabilidad individual y colectiva, al protegernos, también protegemos a nuestra familia, amigos y compañeros de trabajo, de un eventual contagio.
En conclusión, la vacunación en adultos desempeña un papel fundamental en la prevención de enfermedades. Las vacunas no son exclusivas de la infancia, sino que también son esenciales para proteger a los adultos de enfermedades graves y prevenibles.